Aunque no es lo habitual, si el inquilino decide adoptar una postura de enfrentamiento, una casa puede convertirse en una verdadera pesadilla y un quebradero de cabeza para el dueño. Por eso ante las diversas situaciones comprometidas que puedan presentarse muchos buscan asesoramiento experto y acuden a la vía legal.

1. Daños en la vivienda: una vez resuelto el contrato de arrendamiento, en ocasiones como venganza podemos recibir algún acto vandálico en nuestra vivienda, desde puertas destrozadas y cerraduras rotas a muebles inservibles o instalaciones dañadas. Para estos problemas existe un seguro de impago de alquiler que incluye reparaciones hasta un total de 3.000 euros.

2. Actividades ilícitas o molestas: si un inqulino usa la vivienda como tapadera de una empresa clandestina, el art. 7.2 de la Ley Horizontal permite exigir que se ponga fin a esa clase de actividades y la resolución inmediata del contrato. También entra en este punto que el inquilino haga fiestas y no deje dormir al resto de la comunidad o que no tenga la debida higiene.

3. Problemas de convivencia: este problema que puede producirse tanto en las zonas comunes como en las privadas, con faltas de respeto que lo hagan insostenible, se debe solucionar a través de la vía del diálogo siempre, si esto resulta imposible, habrá que ser más contundente con el envío de un burofax poniendo sobre aviso al inquilino sobre nuestras reclamaciones como paso previo al inicio de acciones legales.

4. Obras inesperadas: cualquier obra iniciada sin tu consentimiento expreso y por escrito no está permitida, y por tanto, se puede llevar a la resolución del contrato.

5. Subarrendamiento de la vivienda: siempre que esto se lleve a cabo sin tu consentimiento se podrá llevar a cabo el fin del contrato.

fuente: abc.es

05 de Octubre del 2021

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